Fisuras en la izquierda francesa

La inminente recesión y los presupuestos generales hacen implosión en el corazón del socialismo gobernante. Las facciones internas se desangran en el medio de la crisis. La sumisión o no a la Unión Europea es la cuestión. 

La alcaldesa de Lille y el Primer Ministro dividen al Partido Socialista francés

La alcaldesa de Lille y el Primer Ministro dividen al Partido Socialista francés

Por Arístides Hegoburu (@pungol_)

Leer también «El ala rota», de Santiago La Froscia (@slafroscia)

La crisis recesiva en Europa revoluciona los armados políticos de los países que se encuentran en la encrucijada de tener que tomar medidas impopulares redactadas en Bruselas, sede del ejecutivo comunitario de la Unión Europea, y así ceder parte de su soberanía. En Francia hay una guerra abierta entre facciones del Partido Socialista gobernante que lo desangra en la lucha por aprobar los presupuestos con o sin recortes. El Primer Ministro Manuel Valls, de origen catalán, está en abierta confrontación con el ala izquierda del partido representado por las alcaldesas de París Anne Hidalgo, y la de Lille, cabeza del grupo, Martine Aubry.

El conflicto intestino fue desatado luego de la designación como Primer Ministro de Valls que solo contaba con el apoyo de un grupo minoritario de social-liberales que apoyaba los pedidos que llegaban desde Berlín y Bruselas en reclamo de más ajuste en las cuentas públicas. Valls, nacido en Barcelona, fue candidato en las últimas primarias presidenciales de 2011 pero en ese entonces obtuvo un magro 5,6 %. Ahora el debate se sitúa en torno a los presupuestos generales del Estado y el porcentaje que se le iba a recortar.

Desde el ala izquierda de Aubry dicen que esos 41.000 millones de Euros deben ser destinados a financiar las entidades locales en vez de destinarse al ahorro porque de esta forma se acentuaría la recesión, la tercera desde la crisis de 2009. El tándem Valls-Hollande enviaron los presupuestos a Bruselas el 15 de octubre en busca de la aprobación de la troika europea y aunque no recortaron lo que se les pedía, lograron pasarlos junto con los de Italia, Malta, Eslovenia y Austria.

El gobierno de Hollande se encuentra en una situación de baja popularidad entre sus militantes y la población en general. La situación económica estancada y las peleas internas lo ubican en el fondo de las encuestas que dicen que el 84 % de los franceses no quiere que vuelva a ser Presidente de la República y que solo el 7 % de los socialistas lo apoyaría en una nueva candidatura. Como posible sucesor, Valls habla de un cambio de paradigma en el partido con una visión más pragmática y hasta sugirió cambiarle el nombre de «Socialista» y llamó a armar un gran frente con todas las fuerzas progresistas del país. Del otro lado se encuentra Aubry que es abiertamente crítica de los recortes que reclama la UE y de las cesiones de soberanía de los países.

En este contexto de disolución interna en el socialismo, las fuerzas de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, de corte neoliberal) y del Frente Nacional (FN, partido xenófobo y de extrema derecha) aprovechan para afianzar su crecimiento. En estos momentos de crisis interna y de radicalización islámica, la situación está muy dada para que florezcan los discursos del odio y las políticas económicas tendientes a castigar a las clases más populares.

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