Obama se plantea una estrategia más agresiva en Ucrania

Si Estados Unidos cambia su estrategia confirma el fracaso del plan A: sanciones a Rusia y reuniones entre las dos partes de Ucrania. Optar por fortalecer a Kiev, su aliado, podría generar una respuesta que agudice el conflicto antes de atenuarlo.

Entrevista de Obama con la CNN donde admitió haber "negociado un acuerdo para la transición del poder" en Ucrania durante la destitución de Yanukóvich.

Entrevista de Obama con la CNN donde admitió haber «negociado un acuerdo para la transición del poder» en Ucrania durante la destitución de Yanukóvich.

Panorama por Franco Roselló – @franco_rosello

El diario New York Times reveló en su última edición que en el seno del Gobierno estadounidense se está evaluando el envío de «asistencia letal» a las fuerzas del Gobierno ucraniano. La propuesta, según afirma el medio, nació del comandante militar de las fuerzas de la OTAN, el General Philip Breedlove; y al Presidente Obama no le sonó tan mal como para descartarla de cuajo. La nota también asegura que dentro de su equipo habría un importante apoyo al envío de armas y equipamiento para enfrentar a los separatistas del Donbas: el Secretario de Estado John Kerry y el Secretario de Defensa Chuck Hagel ya tienen tomada su decisión. Incluso la consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, anteriormente opositora a estas acciones, estaría reevaluando su posición.

En caso de que esta nueva propuesta tome fuerza, Obama deberá contar con el aval de su aliado en la lucha, la Unión Europea. Es justamente este grupo quien, en estos últimos días, extendió las sanciones a Rusia durante seis meses más acusando al Gobierno de Putín de apoyar a las fuerzas de Donetsk y Lugansk.

La U.E. también estaría presionando para que se reanuden las reuniones entre el Gobierno de Kiev y los separatistas. El último día de enero ambos bandos abandonaron la mesa de negociaciones en Minsk acusándose mutuamente de no tener un verdadero interés en solucionar el problema sin balas de por medio. Rápidamente, el primer día de febrero, ya se volvieron a contar los muertos por decenas en los combates por el Este.

Washington estaría contemplando con preocupación que los militantes del Donbas ya controlan el aeropuerto de Donetsk, y que ahora la lucha se desplaza hacia Debaltseve, una ciudad situada entre los dos principales bastiones de los opositores. El Gobierno de Obama siente que no tuvo éxito con el envío de material «no letal», la ayuda económica y las sanciones a Rusia en conjunto con la U.E. A pesar de que el país de Putín atraviesa una importante crisis económica, producto de estas intervenciones financieras y comerciales, la mesa de Minsk está suspendida y los conflictos en la vecina Ucrania se acentúan.

EE.UU. y Europa siguen convencidos de que Rusia es parte activa en el conflicto, enviando fuerzas y ayudando a los rebeldes (aunque el Gobierno ruso lo niegue), pero sus medidas todavía no lograron que estos grupos retrocedan ante las milicias de Kiev, más bien sucede lo contrario. Es por eso que la medida de militarizar aún más el conflicto parece un recurso desesperado de Estados Unidos para estabilizar definitivamente al Gobierno ucraniano.

Quizá de esta manera logre un objetivo crucial: rodear a Rusia de enemigos fuertemente armados. La entrada de Kiev a la Unión Europea es casi un hecho, y el ingreso a la OTAN también está en trámite luego del abandono del estatus como país no alineado. Pero involucrarse tan directamente en una guerra cercana a las fronteras con Rusia podría generar una respuesta que acentúe el ánimo de guerra llevándola a un nivel superior. Este es el motivo que hace dudar a Obama.

Elecciones en Estados Unidos, los republicanos van por la cámaras

Mañana, martes 4 de noviembre, se celebrarán elecciones legislativas en Estados Unidos, y según anticipan los sondeos, los republicanos lograrían conseguir esas seis bancas que les faltan para dominar el Senado y así controlar las dos Cámaras del país. Los frentes internacionales que tiene abiertos el presidente demócrata Barack Obama no lo favorecen, y su imagen negativa, con un 50%, viene creciendo sobre la positiva, con un 44%.  Así, la estrategia de los republicanos se basa en personalizar bajo la figura de Obama al Partido Demócrata para desprestigiar a sus competidores.

«El presidente de alguna manera está en las boletas», disparó el senador republicano de Kentucky, Rand Paul. Su posición revela la estrategia utilizada por su partido para disputar los comicios: igual que Obama son todos los demócratas. Y Obama tiene los siguientes problemas: a pesar de encabezar las sanciones a Rusia, Ucrania sigue dividida en una guerra interna donde los rebeldes realizaron elecciones el domingo pasado, reeditando una foto de la antigua guerra fría que esta vez el país no puede ganar. El Estado Islámico sigue sin ser derrotado, parece que no bastan los bombardeos coordinados por EE.UU ni los infructuosos esfuerzos diplomáticos para frenar al grupo que tiene bajo amenaza de atentado al país. Las autoridades sanitarias no transmiten seguridad frente al ébola, a pesar de que la respuesta en cada caso impidió que se esparza. El otro elemento que no parece darle seguridad a la población es la economía, que a pesar de mostrar mejores números, todavía no se refleja en la vida diaria de los estadounidenses que vivieron bajo crisis durante casi todo el mandato del último presidente.

Otras encuestas revelan que los temas internos son los que más impactan en el electorado, siendo la economía el más importante de ellos. En estos números se puede ver que sólo el 36% de la población está «satisfecha con el estado de la economía».

Producto de la pérdida de una de las Cámaras, la política de Obama viene disputando duras batallas para salir adelante. Se puede destacar acá la reforma migratoria, una de las promesas esperadas con más ansias por el electorado latino pero que sufre retrasos por no tener una mayoría legislativa. También se encuentra con problemas de ejecución el «Obamacare», plan médico con que el Estado subsidia a la población más vulnerable, que sufre inconvenientes más por problemas del Gobierno que por imposición parlamentaria. Es en estos dos proyectos donde el Presidente pierde parte de su base electoral, aunque resulta difícil que éstos se vuelquen a los republicanos. Es aquí donde radican las distintas estrategias: los republicanos engloban a todos los demócratas por igual, mientras que éstos últimos buscan despegarse, como lo hace la posible futura candidata presidencial Hillary Clinton, demostrando un amplio abanico ideológico dentro del mismo frente. Estados Unidos es un país donde el voto no es obligatorio, por lo que todos estos elementos pueden influir en la motivación del electorado a la hora de inscribirse en el colegio electoral y llenar las urnas.

El fin de la esperanza demócrata

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El 4 de noviembre se define el destino de los próximos dos años de la gestión Obama al frente de la Casa Blanca. La posible pérdida del Senado en manos republicanas dejaría al Ejecutivo estadounidense sin iniciativa y en un virtual vacío de poder hasta que en 2016 se vuelva a votar presidente

Por Arístides Hegoburu (@pungol_)

A una semana de las elecciones de medio término, en la política estadounidense hay una cosa casi segura: el Partido Demócrata va a sufrir una merma en sus escaños de las dos cámaras y hasta tal vez pierda el Senado en manos de sus rivales conservadores del Partido Republicano. La gestión de Barack Obama al frente de la Casa Blanca no logró el reconocimiento de los ciudadanos en materia de política exterior e interior y ahora se enfrenta a un final de mandato en el que parece que estará sin poder de acción.

La gestión Obama no podría estar peor posicionada para estas elecciones. En el frente externo, se enfrenta al accionar de los milicianos del Estado Islámico (EI) que avanzan por Medio Oriente mientras arrasan el territorio sirio e iraquí. Por una parte, los EEUU abandonaron Irak en 2011 en cumplimiento de una promesa de campaña de llevar de vuelta las tropas a casa y dejó atrás un país desangrado por las luchas sectarias que estimularon el crecimiento de grupos islamistas sunníes radicalizados. En Siria financió a los grupos opositores a Bashir al-Assad que no lograron derrocarlo y que ahora se unen a las filas islamistas.

Obama tampoco puede lidiar con la crisis del ébola; la inmanejable situación en Ucrania que propició directamente en manos de su secretaria adjunta de Asuntos Europeos, Victoria Nuland; y el rebrote del enfrentamiento con Rusia y China que por ahora es una reedición de lo que fue la Guerra Fría con un final todavía incierto.

En el plano interno, el Partido Demócrata se enfrenta a los efectos de la recesión económica que desde 2008 afecta a la economía norteamericana. Luego de un tibio crecimiento, los efectos aún no son sensibles en la mayoría de la población que sigue esperando una respuesta más contundente del gobierno en la creación de empleos y menos beneficios para las clases altas que nunca sintieron la crisis.

Por su parte, la minoría hispana (bastión demócrata por excelencia) se encuentra desilusionada por la falta de la aprobación de una reforma migratoria que detenga de una vez las deportaciones masivas. Empantanado en una Cámara de Representantes republicana, Barack Obama se ve imposibilitado de pasar la ley a la vez que no detiene la devolución de hispanoamericanos a sus países de orígen. También se enfrenta al fracaso de su reforma sanitaria que logró ser aprobada pero con muchos matices y bastante alejada de la original que tenía la simpatía del electorado demócrata.

El panorama no es fácil para Obama. Los 21 escaños en el Senado que se juegan los demócratas compiten con 15 de los que vencen su mandato de los republicanos y vienen de la misma elección en 2008 en que Obama fue elegido por primera vez como Presidente. Con un Tea Party (rama radical republicana) en retroceso, el Partido Republicano aspira a convencer al electorado de que son una alternativa a esta gestión en la Casa Blanca a la que culpan por la pérdida de grandeza y de hegemonía
en el mundo.

Con enemigos adentro y fuera del partido, Obama es testigo de la disolución de la gran «esperanza» que representó en 2008 como alternativa a la política norteamericana tradicional. Ya sin la Cámara de Representantes, la pérdida del Senado puede llegar a ser el fin de su capacidad de maniobra y el comienzo de un gobierno en piloto automático hasta las presidenciales de 2016.

Kobane recibe ayuda

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por @flor_aubain

Turquía permitirá el paso de los peshmerga desde el Kudistán irakí por medio de la frontera turca. Por su parte, Estados Unidos habría acordado el lanzamiento aéreo de municiones y suministros a las milicias que resisten el asedio del Estado Islámico hace un mes

Parece que la sostenida resistencia de los kurdos sirios en Kobane ha despertado a la Coalición liderada por Washington. Hace semanas que la ciudad siria está resistiendo el asedio de los combatientes del Estado Islámico a los ojos de la comunidad internacional. Hace más de 2 meses que EEUU decidió intervenir en Irak con ataques aéreos, y desde el 22 de septiembre los extendió a las posiciones jihadistas en Siria.

Pasado el primer bimestre, y con la amenaza de extender el califato hacia la ciudad de Kobane, cabe preguntarse acerca de la efectividad de la estrategia impulsada por Obama para “Degradar y Destruir” al Estado Islámico.

Surge un cúmulo de interrogantes que hacen más ruido a medida que la crisis en Kobane se extiende. Empiezan a sonar las sirenas de alarma en la población local. Se confirmarían entonces las teorías que sostienen que esta intervención, maquillada por la idea de coalición, no es más de lo mismo conforme la política norteamericana hacia la región.

Kobane es la evidencia. Kobane resiste sólo gracias a la capacidad de su población. Turquía, miembro de la OTAN y aliado estratégico en este conflicto, tuvo que ceder a la presión de Washington para abrir la frontera y permitir el paso de los peshmergas provenientes de Irak.

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Ahora bien, luego de un mes de combates en Kobane, la ayuda recién fue enviada este lunes. Entonces cabe preguntarse: ¿Por qué la expulsión de los yazidis en el norte de Irak despertó inmediatamente la declaración de Washington y el anunció de Obama? ¿Por qué los kurdos de la ciudad de Kobane no tienen el mismo status ante la ofensiva del EI?

La realidad Siria es muy diferente. Hay que recordar que Bashar Al-Assad nunca dejo de ser un problema para Washington. Hay que considerar la teoría que sostiene que la intervención norteamericana en Siria tiene como fin último debilitar a Bashar Al-Assad, precipitando su caída. No se puede ignorar que el amplio arco de la coalición está conformado por países muy comprometidos con este objetivo.

A su vez, el conflicto interno que libra Turquía con los kurdos está inclinando la balanza a favor de los jihadistas. Tal vez por lo burdo, por lo grosero de la entrega de Kobane,  es que han cambiado de estrategia. Pero no se puede ignorar que la relación del Gobierno de Ankara con los kurdos no está exenta de matices. Basta recordar que los lazos entre los kurdos turcos y los sirios, quienes los consideran hermanos. Basta recordar que el partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) es considerado una organización terrorista por EEUU y Turquía. Y son los lazos entre el PKK y los combatientes de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) lo que mantiene reacio a Recep Tayyip Erdogan a intervenir en Kobane.

Los objetivos particulares de Turquía se revelan: el debilitamiento de las regiones autónomas en manos de los kurdos es el primer paso, y para eso el EI es un aliado incómodo aunque efectivo.

Hong Kong y China: un conflicto más en el Pacífico

Vietnam, japón, las Coreas son también focos de conflicto permanente en el Lejano Oriente. Estados Unidos y su papel indirecto en los conflictos que acechan al gigante chino.

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Por Arístides Hegoburu (@pungol_)

El conflicto desatado el 22 de septiembre en Hong Kong entre activistas y el Gobierno Autónomo de esta región administrativa especial de China, enturbia todavía un poco más el escenario político del sudeste asiático en lo que es un cóctel de conflictos territoriales, protestas de lo que parecen ser ciudadanos autoconvocados y viejos odios ancestrales. Y como siempre el Dios todopoderoso  del globo terráqueo tiene la nariz metida en todos y cada uno de los conflictos que están sucediendo en esa parte del mundo en la que está su gran cuco: China.

Las protestas en Hong Kong comenzaron por la medida que tomó el Gobierno Central de Pekín de proponer a los candidatos que se van a elegir en las próximas elecciones generales en 2017. La historia política de esta ciudad-isla está marcada a fuego por 155 años de dominación británica que se hizo con su control luego de haber ganado las guerras del opio a China. El exponencial crecimiento hongkonés derivó de las reformas económicas que realizó Deng Xiaoping a partir de 1978 que permitieron a esta entonces colonia británica afianzarse como centro financiero y puerto chino.

Ahora la situación es diferente. China logró la devolución de sus territorios de Hong Kong y Macao (isla-casino que dominaban los portugueses) bajo el lema de “Un país. Dos sistemas” en 1997 que permitía grados superiores de autonomía con respecto a las demás regiones continentales. También es cierto que China ya no necesita tanto a Hong Kong dado que ya tiene en puertos y centros financieros de relevancia (Pekin, Shangai y Guangzhou), pero estratégicamente sigue siendo una ciudad importante para el país.

Las protestas que suceden hoy reclaman algo que fue sistemáticamente negado por el gobierno colonial británico como la votación de las autoridades locales que eran puestas a dedo desde Londres. Ayer, en conferencia de prensa desde Washington, el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el Ministro de Exteriores chino, Wang Yi, se refirieron a las protestas. Se vieron las ganas estadounidenses de una agudización del conflicto (“China sabe que apoyamos el sufragio universal en Hong Kong”, aunque no dijeron nada mientras gobernaba Su Majestad) y la férrea defensa china de su soberanía y manejo de sus asuntos internos.

La región atraviesa momentos de gran tensión y la sombra del Tío Sam está metida en todos los conflictos. En Hong Kong se sospecha que los organizadores de las manifestaciones pertenecen al Hong Kong America Center donde supuestamente diplomáticos del consulado norteamericano impartieron clases de acciones de protesta y negociación.

Vietnam atraviesa un diferendo territorial con China por las islas Paracelso y Spratly donde el gigante asiático realizó prospecciones petroleras que enfurecieron a su vecino. EEUU, en silencio, levantó un embargo de armas que mantenía sobre Vietnam desde 1984 por, como siempre, no respetar los derechos humanos. Japón está enfrentado a China por las islas Senkaku (o Diaoyutai para los chinos) y la tensión militar también está en alza. La particularidad es que los japoneses tienen prohibida la guerra por su propia constitución que fue creada por los norteamericanos después de la Segunda Guerra Mundial. En este caso, EEUU se hace cargo de la defensa de su principal aliado en el Pacífico asiático y mantiene varias bases en el archipiélago.

El Lejano Oriente está en un momento de confrontación inminente y los bandos están bien claros: China contra todos los aliados de EEUU. El imparable crecimiento chino parece ser una realidad que los halcones planean frenar con guerras o revoluciones ciudadanas como las que triunfaron en la Primavera árabe (que terminaron en manos de radicales islamistas) o las revoluciones de colores en Ucrania y Georgia que buscaron apuntalar la influencia rusa en la región del Cáucaso.

Un problema de todos

Por Santiago La Froscia -@slafroscia

En diversas intervenciones durante las pasadas semanas, la Argentina ha marcado posición en el seno de la ONU respecto a un tema clave en la agenda del Gobierno, el cuál es también un problema global.

El pasado 9 de septiembre durante la Asamblea de las Naciones Unidas, la propuesta del G-77+China impulsada por la Argentina, que establece la necesidad de un marco regulatorio para los procesos de negociación de deuda soberana, fue aprobada.

En su parte resolutiva, el texto votado positivamente por 124 países, rechazado por 11 (incluidos Estados Unidos, Alemania, Japón, Israel y Canadá) y con 41 abstenciones, sostiene que la Asamblea General decide elaborar y aprobar «un marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de deuda soberana con miras a, entre otras cosas, aumentar la eficiencia, la estabilidad y la previsibilidad del sistema financiero internacional». Además, agrega que «las crisis de deuda soberana son un problema recurrente que entraña graves consecuencias políticas, económicas y sociales», y que «los esfuerzos de un Estado por reestructurar su deuda soberana no deben verse frustrados[…] por los acreedores comerciales, incluidos fondos de inversión especializados como los fondos de cobertura, que adquieren deuda de Estados altamente endeudados con fines especulativos». Este punto es una referencia sin ambigüedades al conflicto que mantiene la Argentina con los fondos especulativos NML y Aurelius,  el cuál sumó ayer un nuevo capitulo al declarar el juez neoyorquino Griesa al país en «desacato», hecho que fue declarado por el Gobierno argentino como una violación al derecho internacional.  Vale aclarar, por otro lado, que la Asamblea tiene tiempo hasta septiembre de 2015 para definir y aprobar el contenido específico del marco.

Pocos días después, el tema fue retomado por la presidenta argentina Cristina Fernandez de Kirchner durante la 69° Asamblea General de las Naciones Unidas. En su discurso, dónde trató diversas cuestiones, agradeció a la Asamblea por la aprobación de la resolución antes mencionada, alegando que la elaboración de un marco jurídico global que verse sobre cuestiones de deuda soberana era «tomar el toro por las astas». Pero además, instó a la Asamblea a tener como prioridad la elaboración del marco regulatorio, ya que los «fondos buitre amenazan y hostigan con acciones sobre la economía […] de modo tal de actuar como verdaderos desestabilizadores de la economía, casi una suerte de terrorismo económico y financiero» y provocan «hambre, misera y pobreza».

Justamente sobre las consecuencias del accionar de los fondos especulativos se basó la propuesta ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU llevada adelante por el canciller Héctor Timmerman, la cuál fue aprobada el viernes pasado. En sus aspectos principales, la resolución reconoce la decisión soberana de cada Estado a reestructurar su deuda, y sostiene que la carga que la deuda impone «es un obstáculo para el desarrollo humano sostenible […] un impedimento grave para la efectividad de todos los derechos humanos”. Además, plantea que el accionar de los fondos especulativos lesiona el goce de derechos económicos, sociales y culturales,  y afirma que “las actividades de los fondos buitre resaltan algunos de los problemas del sistema financiero mundial y son una muestra del carácter injusto del sistema actual». Por otra parte, la resolución estipula la elaboración al Comité Asesor de un informe que de cuenta de las consecuencias del accionar de los fondos especulativos, haciendo hincapié en las limitaciones que pueden imponer a los gobiernos para definir  políticas de desarrollo y en materia social.

Ahora bien, la mayoría de las resoluciones de la Asamblea no son vinculantes, aunque crean «costumbre internacional» (que es fuente de Derecho). En el caso particular del marco regulatorio global de reestructuración de deuda, los países miembros podrán adoptarlo o no, sin perjuicios mayores. Por otro lado, la mayoría de los países pagan varias veces el monto inicial de deuda contraída, debido a las altas tasas de interés del mercado internacional y las severas sanciones. En el caso argentino, particularmente, la historia de la deuda externa es una de las más infames, lo que muchas veces lleva a preguntarse sobre la validez de la misma. Sin embargo, no todo es lo mismo ni todo da igual.

En primer lugar hay que destacar la oposición de las grandes potencias a la aprobación de las resoluciones. Los argumentos que esgrimieron se basaban en la «impertinencia» de la Asamblea como ámbito para dar discusiones de corte económico, ya que se tratan de «aspectos técnicos» que deben ser discutidos por especialistas. Para eso, propusieron llevar el debate a lugares más apropiados, como el FMI o Club de Paris. Es curioso que hayan pretendido conducir la propuesta a un terreno donde tienen voto ponderado y poder de veto…Tal vez sea como dice Granovsky cuando dice que las potencias no quieren que haya «caso» para iniciar un camino de reestructuración diferente al actual.  Y, en segundo lugar, vuelve a ponerse en evidencia un problema global crónico: la deuda externa y el usufructo que hacen de ella fondos especulativos, bancos internacionales, gobiernos y organismos internacionales parciales. Un dato que no es para nada menor a éste respecto es que entre los años 2003-2012, los países en desarrollo y emergentes en conjunto han duplicado su nivel de endeudamiento, así como también se han multiplicado por dos los servicios de deuda.

 

Con el eje en el terrorismo

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Por Florencia Aubain- @flor_aubain

Aunque la agenda oficial a tratar se estructuraba en torno a tres asuntos que preocupan a la comunidad internacional, como el terrorismo, el cambio climático y la lucha contra la proliferación del Ebola, bien se puede afirmar que las declaraciones en torno a la guerra contra el Estado Islámico tuvieron más repercusión en los medios mundiales, relegando a un segundo plano las otras dos temáticas.  

Estados Unidos fija la agenda, y en este sentido, las declaraciones que importan son las que benefician la expedición occidental en Medio Oriente otra vez. Sin embargo, las repercusiones en torno de las declaraciones de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner no han pasado desapercibidas.  Párrafo aparte merece la encendida retórica de la mandataria en el foro internacional.

Estados Unidos necesitaba demostrar que esta no es otra incursión intervencionista como las de Afganistán, Irak o Libia, por ellos necesita el respaldo de las naciones árabes del Golfo Pérsico. La estrategia busca disuadir a la opinión pública en general y a los aliados europeos en particular, que han convenido la participación en las maniobras para desarticular al Estado Islámico pero han restringido su participación a las posiciones que ocupan los jihadistas en Irak.

En declaraciones hechas el pasado miércoles en la Asamblea General de la ONU, realizada entre el 24 y el 30 del corriente en la Ciudad de New York, Obama resaltó  que la solución definitiva a la guerra civil en Siria debe ser “política”, ya que “debe incluir las legítimas aspiraciones de todos los ciudadanos». De esta manera puso en pie de igualdad la violencia generada por el EI y el régimen de Bashar Al- Assad, destacando la ayuda facilitada, en materia de equipamiento y entrenamiento a la oposición siria, difícil de identificar en medio de los conflictos que se desarrollan actualmente en Siria.

La situación de Estados Unidos en Siria es, por lo menos, incómoda. La administración de Obama se ha negado repetidas veces a articular los ataques con el régimen Sirio de Bashar Al-Assad. A EEUU le es fácil irrumpir en este territorio dando apenas un aviso a las autoridades del gobierno, como sucedió el lunes por la madrugada, cuando se registraron los primeros bombardeos. Sin embargo, necesita de la legitimidad que le provee la presencia de aliados musulmanes en esta operación.   A pesar de las sospechas que sobrevuelan sobre los reinos que conforman la coalición, que acusan de colaboracionismo en diversos grados con los jihadistas del EI.  EEUU está contribuyendo a destruir al enemigo interno más poderoso que enfrenta el régimen de Al- Assad, lo que incomoda. ¿Cómo hará Obama para denigrar y destruir al EI sin beneficiar al gobierno de Damasco? en una primera instancia, cuando se especuló con una alianza superadora de las diferencias entre ambos jefes de estado, la opción fue deliberadamente descartada por la Casa Blanca hace semanas.

Por su parte, el discurso de Cristina Kirchner en el Consejo de seguridad como miembro no-permanente criticó el poder de veto de los miembros permanentes del Consejo y apuntó contra el plan impulsado por EEUU para derrotar al EI. Señaló que hay que revisar el “método” con el que se busca combatir el terrorismo, y en la necesidad de dejar de “alimentar al monstruo”.

Estados Unidos bombardea Siria

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por @flor_aubain

El Pentágono confirmó los primeros ataques contra las posiciones del Estado Islámico en Siria, con el apoyo de cinco naciones árabes. Las maniobras aéreas alcanzaron sitios de almacenamiento y centros de entrenamiento de los jihadistas cercanos a la Ciudad de Raqqa. El contraalmirante John Kirby confirmó el uso de aviones caza, bombarderos y misiles Tomahawk.

Lo que hace una semana era un enigma se reveló hace algunas horas con los primeros ataques aéreos de EEUU en territorio Sirio. La «Conferencia por la Paz y la Seguridad en Irak» realizada en París había concluido con la indeterminación de las operaciones a seguir contra el Estado Islámico en Siria. Pero eso ya es pasado.  El Pentágono confirmó los primeras maniobras sobre las posiciones del Estado Islámico en Siria. Resta por responder otra serie de cuestiones.

En primer término, la legitimidad de EEUU y sus socios para atacar este territorio, cuando siquiera el Gobierno de Damasco fue participado de las reuniones que derivaron en la conformación de una alianza internacional. Una “alianza”, lo que supone que EEUU no actúa sólo. Lo que supone que hay más que un responsable por las acciones militares que se desplieguen en territorio Sirio. Las que pudieran afectar tanto a los jihadistas del EI, del Frente Al Nusra (fracción de Al-Qaeda) como a civiles inocentes. Emiratos Arabes, Jordania, Qatar, Arabia Saudita y Barehin participaron esta madrugada de la primera intervención  norteamericana en Siria, profundizando los ataques iniciados el pasado 8 de agosto contra el grupo jihadista en Irak.

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Aquí  surge otra cuestión incómoda para la alianza contra el Estado Islámico: la violación de la soberanía de un Estado. El despliegue de una estrategia militar, aún así basada en ataques aéreos, requiere el respeto de aspectos formales, aún siendo meramente protocolares. Según se pronunció la cancillería Rusa en las últimas horas, una notificación formal unilateral de EEUU al gobierno de Damasco no es suficiente. El protocolo internacional requeriría el tratamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, como se procedió en el pasado reciente en Libia.

A pesar de que la Casa Blanca no se pronunció sobre los ataques de última hora, Barack Obama participará hoy de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, donde se espera que de detalles su plan para abatir al EI.

La silenciosa omisión de la “Cuestión Siria” ya no se puede evadir.  Si el objetivo es derrotar al EI, es inevitable irrumpir en territorio sirio.  Era cuestión de tiempo para que la administración de Obama retomara la cuestión siria, después de las fuertes acusaciones hacia Bashar Al- Assad y el cruce por las armas químicas que el año pasado tuvo sus puntos críticos con la mediación de Rusia en el conflicto.

Esta vez, la administración norteamericana busca legitimar su intervención articulando una alianza más amplia de naciones árabes que participaron en el primer día de maniobras aéreas. Sin Embargo, una alianza con Teherán, con fuerte potencial estratégico en la región, sigue siendo más absurda conforme se formalizan los planes de EEUU.

Y se va la segunda

conferencia por la paz en irak

Por Florencia Aubain @flor_aubain

Tras el anuncio de Barack Obama la semana pasada en el aniversario del 11S, en el que se aplicó una estricta semántica para rodear la guerra sin mencionarla ni una sola vez, las alianzas tradicionales ya han dado el respaldo esperado por EEUU. Ayer el presidente de Francia declaró su apoyo a una nueva campaña en Irak. Sin embargo, contrariamente a lo que parecería un leve acercamiento “táctico” con aliados naturales frente a enemigos comunes en la región, como Teherán y Al-Assad, las tradicionales potencias occidentales han optado por la tradicional irrupción unilateral, incluso con la presencia de una decena de representantes de Medio Oriente en la “Conferencia por la Paz y la Seguridad en Irak”. Ya el nombre del encuentro anticipa otra incertidumbre, de qué irá esta campaña en Siria, evitando mencionar tanto un plan concreto como un acercamiento con el Gobierno de Damasco, a pesar de las repetidas declaraciones desde el Gabinete de Al-Assad para actuar de “manera conjunta” contra un “enemigo común”.

La nueva aventura de EEUU estará dirigida a debilitar las posiciones de los jihadistas mediante bombardeos aéreos, según precisó el propio Obama, aunque lo más llamativo de su anuncio fue, no tanto el rechazo da cooperación con el gobierno de Al-Assad, sino más bien su plan basado en fortalecer a la oposición al Gobierno, con el fin de que sea esta la que destierre al Estado Islámico (EI) de esa región, a la vez que resuelve el conflicto político. Dos pájaros de un tiro.

Aunque desde la Casa Blanca han buscado evitar  mencionar la declaración de guerra al EI, parecer ser esta sólo una cuestión semántica. La noche de la víspera del aniversario del 11 de septiembre, el presidente anunció, en un breve mensaje por televisión, la decisión de exterminar al EI, sin precisar demasiado sobre la estrategia a seguir. Mientras tanto, John Kerry viajó a Bagdad a dar su apoyo al nuevo gobierno de  Haïdar Al-Abadi.

Los dos socios principales de la entente, Hollande y Cameron, han evitado las declaraciones sobre la cuestión Siria, a la vez que han reforzado su oposición a llevar a cabo alguna acción conjunta con el régimen de Teherán. El primer Ministro conservador David Cameron, afirmó el envío de artillería a los peshmergas (combatientes kurdos),  mientras que los primeros aviones de reconocimiento franceses sobrevuelan la región en conflicto.

Como sucediera en Libia hace apenas 3 años, las tropas de la OTAN se preparan para intervenir en un nuevo conflicto en Medio Oriente, aunque existen algunas diferencias con aquel episodio, que llevara al colapso político, sometido hoy a las disputas tribales irreconciliables. Esta vez, el conflicto no involucraría tropas terrestres en el frente de batalla, sino que se limitaría a una acción aérea y a la reconstrucción del ejército Irakí prevista por los miembros de la coalición reunidos en París en el día de ayer.  Por otro lado, la intervención no ha sido objeto de la discusión en el Consejo de Seguridad de la ONU, como lo fue la decisión de intervenir en Libia, con la Resolución 1973, con las abstenciones silenciosas de Rusia y China. Esta vez, no hizo falta llevarlo hasta esa instancia, que de alguna manera sólo sirve para darle un eco de legitimidad a este tipo de aventuras impulsadas desde EEUU. Otra vez, la historia se repite. Y viendo los saldos de las experiencias pasadas, nada hace pensar que se llegue a una solución para las poblaciones que padecen el flagelo interno y la intervención externa.

De Leyes Antiterroristas en el Cono Sur

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Por Florencia Aubain @flor_aubain

A  13 años del 9/11 y apenas horas de la explosión calificada como acto terrorista en la estación de metro de la Comuna de Las Condes, en Santiago de Chile, se renueva el debate sobre la aplicación de la Ley Antiterrorista, luego de las duras declaraciones de Michelle Bachelet. La misma estaba bajo estudio por un comité de especialistas.

La explosión se produjo en un local de comidas rápidas en la estación de metro Escuela Militar de la Comuna de Las Condes, en Santiago de Chile. Según trascendió, el número de heridos asciende a 14 aunque ninguno corre riesgo.

La ley 18314, promulgada en 1984, conocida como la Ley Antiterrorista es instrumento de diseño pinochetista, creada en principio para sofocar las protestas en torno al régimen dictatorial. La norma está en cuestión desde el retorno a la institucionalidad democrática, aunque ello no le ha impedido continuar en vigencia. Fue objeto de diversas modificaciones, e incluso un Fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos intimó al Estado chileno, por ser sistemáticamente aplicada en los conflictos protagonizados por la comunidad Mapuche . En sintonía con el escenario internacional,  la polémica ley fue objeto de diversas modificaciones influenciadas por EEUU como la Ley 18314. Ahora bien, la tipificación del delito como tal, establecida por la ley, responde a una problemática internacional en general promovida por EEUU y su política exterior en particular.

Principalmente, luego del atentado del 11 de septiembre de 2001, la legislación internacional ha establecido un acto terrorista como aquel destinado a causar temor en la población, con finalidades política en cuanto busca desestabilizar el orden institucional vigente y es acometido por un grupo autoorganizado y que se autoproclama como autor del o los hechos. 

Por el contario, la ley antiterrorista argentina no constituye una herencia de la dictadura militar, sino que es relativamente nueva, pero no por ello está exenta de cuestionamientos. La norma argentina 26.734 fue aprobada en diciembre del 2011 bajo la presión del GAFI, organismo internacional que lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del narcotráfico. La promulgación de esta ley desató duras acusaciones tanto desde la oposición como desde sectores del oficialismo, provocando el debate sobre la soberanía nacional, tema hoy en cuestión nuevamente producto de la disputa con los fondos buitres. Con respecto a este conflicto, la presidente Cristina Fernández de Kirchner, había anunciado en cadena nacional la aplicación de la polémica Ley a la empresa Donnelley, la misma que pertenece al fondo Eliott Magnament NLM, que pertenece a Paul Singer, en disputa por el pago del 100% de los bonos de deuda- por declarar la quiebra. Sin embargo, luego se dio marcha atrás.

Pero ahora bien, cómo se justifican las Leyes Antiterroristas en estos casos? Tanto en Chile como Argentina, la oportunidad o conveniencia de este tipo de legislación en la región ha sido más veces funcional a la defensa de los intereses del Estado, que a la investigación y posterior sanción de hechos terroristas aislados. El alerta se dispara en cuanto esta legislación amenaza con la criminalización de la protesta social, toda vez que una acción de reclamo sea considerada como un atentado contra el régimen democrático o sus instituciones, dada la ambigüedad con la que se define si un hecho tiene status de terrorista. En la versión argentina“si hubiere sido cometido con la finalidad de aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, la escala se incrementará en el doble del mínimo y el máximo”. La expresión “delitos dirigidos a aterrorizar a la población” es un ejemplo de esta vaguedad.

La norma chilena llama aún más la atención por ser una herencia de la dictadura militar, que aún sigue en vigencia, a pesar de las evidencias de ser inútil a la hora de proponer un protocolo de investigación específico. Tampoco define exhaustivamente el status de terrorista, habilitando a la libre interpretación de la ley, que a llevado a ser aplicada repetidas veces a los mapuches en las disputas por tierras, un conflicto aún más antiguo que la misma ley. A pesar que la Presidente Michelle Bachelet anunció que la misma esta siendo analizado por un grupo de experto con el fin de actualizarla, aún no se conocen las principales modificaciones que buscan introducir.

Ambos casos son un ejemplo de la imposición de un modelo de «Ley Madre» establecido por Estados Unidos, lo que reabre el debate sobre la soberanía de los Estados Latinoamericanos frente a le injerencia de la principal potencia mundial, que a pesar estar ocupada incursionando militarmente en Medio Oriente combatiendo el terrorismo, impone o sanciona conductas en este lado del mundo.