A un mes de las elecciones en Uruguay

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Por Franco Roselló – @franco_rosello

El 26 de octubre se celebrarán elecciones presidenciales en Uruguay, y el Frente Amplio (FA), cuyo candidato es el ex presidente Tabaré Vázquez, aventaja en las encuestas al Partido Nacional (PN) y al Partido Colorado (PC). De todas maneras se prevé que no logrará ganar en primera vuelta, sino que el presidente se definirá por medio del balotaje. A un mes de los comicios, el debate gira en torno a la inseguridad.

Alrededor del 39% es la intención de voto que tiene Vázquez, perseguido por Luís Lacalle Pou, del PN, con un 30%, y Pedro Bordaberry, del PC, con un 13%. Éstos números, a pesar de que los favorecen, preocuparon al oficialismo, que, según consta en los medios uruguayos, realizó reuniones de mesas chicas para estabilizar la situación. Resulta que desde el año 2008 el partido gobernante no llegaba por debajo del 40%, además contra a un rival que viene creciendo.

Frente a esto la estrategia del ex presidente fue apuntar directo al porcentaje del electorado indeciso: el 13%. «Le estamos diciendo que nos presten el voto. Porque no los vamos a defraudar, como no los defraudamos cuando en el año 2004 le pedimos el voto a miles de uruguayos, blancos, colorados, independientes, o simplemente uruguayas y uruguayos”, sostuvo Vázquez frente al público de Canelones el 20 de septiembre.

Estos días se estarán dando a conocer las nuevas cifras, y según se anticipa el Frente Amplio habría logrado superar el 41%, mientras que el Partido Nacional estaría pasando los 30 puntos y aumentando. Los indecisos  por debajo del 7%.

La inseguridad como eje

En este último mes antes de la fecha decisiva se aceleró de manera drástica el debate por la inseguridad. Al igual que en la mayoría de los países de la región, la más desigual del mundo, el tema representa un elemento central en el que deberán enfocarse todos los candidatos. La oposición de más poder en Uruguay sostiene que el Gobierno, por culpa del Ministro de Interior Eduardo Bonomi y de su «ingenuidad ideológica», no pudo controlar los índices de delito, disparándose éstos a partir del año 2005. Pedro Bordaberry, candidato del PC, se embanderó con la propuesta de bajar la edad de imputabilidad. Por su parte, Lacalle Pou no avaló públicamente esta postura, aunque en sus apariciones se aleja bastante de la crítica o la negación.

Vázquez, lejos de apoyar el proyecto de la baja, salió a defender al actual Ministro de Interior. Incluso anticipó que lo ratificará en su cargo si es electo. El ex presidente se escuda tras Lawrence Sherman, el director del Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge (un «experto en seguridad»), asesor de los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Nueva Zelanda,  que hizo una evaluación positiva de la actualidad uruguaya. La respuesta del Gobierno desde que los índices alertaron sobre el descontento social con la situación, fue la de aumentar los efectivos policiales en las calles.

Estados Unidos entró de lleno en la campaña a través de los presos de Guantánamo en Cuba. La administración de Obama busca reubicar a los «prisioneros de alta seguridad» de Medio Oriente, y para eso pidió la ayuda de José Mujica, actual presidente de Uruguay, para trasladarlos a su territorio. El oficialismo decidió posponer el anuncio para que no interfiera en las elecciones, pero el opositor Lacalle Pou buscó colarlo para probar la reacción del electorado en las encuestas. El candidato del Partido Nacional se opuso a la llegada de los presos cuestionando al Gobierno estadounidense sobre la negativa de su Congreso en cuanto a los traslados: «¿Por qué no los reciben ustedes?», dijo durante su gira por San José. Como contracara anunció que está a favor del recibimiento de familias sirias refugiadas.

Lacalle Pou, el opositor mejor posicionado que calificó de «injustos» a los impuestos al agro y anunció aliviar la carga impositiva, se erige como la figura joven dispuesta a disputarle, por derecha, la hegemonía al centroizquierdista Frente Amplio.

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