México: el Estado es responsable

Por @flor_aubain- Fuente El País

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El peor desenlace aunque para nada inesperado, lo confirmó Jesús Murillo Karam,  Procurador General de La República. Según el testimonio de los Sicarios del Cartel Guerreros Unidos, los 43 jóvenes fueron ejecutados en un basurero en Cocula, Guerrero.

El fantasma de los desaparecidos se cierne sobre Iguala.  Las familias y los compañeros de los estudiantes no pueden conformarse con las últimas declaraciones. Aquellos  que con su activa movilización se negaron a dejar la causa sepultada e hicieron extensivo el reclamo de justicia a toda la sociedad hoy exigen la renuncia de Peña Nieto.

La masacre, que a primera vista parece un escándalo a la opinión pública internacional, se revela como un hecho común en un país donde no existe la plena vigencia del Estado de Derecho. Incluso lo brutal del hecho atravesó las fronteras, revelando una realidad bastante disonante con la que se inició el periodo de “reforma”, encabezado por el Pacto por México.

Buscando a los jóvenes de Ayotzinapa se toparon con 28 cuerpos más, fosas comunes. Ya pasó, y como pasó, volvió a pasar. Esta vez, los jóvenes no fueron abandonados al olvido, fueron demandados hasta que el horror salió a la luz. Pero no es un hecho aislado, es una cadena de violaciones sistemáticas, que hoy se localizan en Iguala, pero que recorre todo el territorio y las esferas del Estado.

Para los espectadores pasivos de un escenario incomprensible, esto aparecerá como el resultado de la ambición de poder inconmensurable de una pareja con vínculos con el crimen organizado. En cambio, para quienes viven la violencia estatal día a día, la diferencia con el caso Iguala sólo es la trascendencia, porque rompió el cerco de silencio que levantan los medios, dando una imagen de ilusión con las medidas de reforma anunciadas cuando inició la gestión de PRD.

Peña Nieto pende de un hilo. Todavía sueña con la posibilidad de enterrar hasta el mismo infierno a la pareja narcocriminal que gobernaba Iguala. Para dejar tranquilos a las familias de los jóvenes de Ayotzinapa, anunció un gran Pacto Nacional, otro Pacto más para comprometer a todo el espectro político, con el objetivo de mejorar su imagen, en la mira de la sociedad asqueada de tanta violencia.

Sin embargo, parece que esta vez no sería acompañado por el resto del espectro político, según declaraciones de Cesar Camacho, dirigente del PRI. El fracaso del Pacto por México no motivaría otro compromiso de este tipo, a juzgar por sus resultados, meramente testimonial

La coyuntura actual requiere un poco más que la manifestación de la voluntad compartida por toda la clase política. La mentira se ha revelado, México no es el país de avanzada que presentaba planes de reforma y desarrollo. La estrategia de gestión basada en “Pactos” y “Compromisos” no ha resuelto los graves problemas de violencia institucional y corrupción.

Y a pesar de ello, el presidente abandonó un México conmocionado y movilizado para cumplir con la agenda de compromisos internacionales, que lo lleva a China y Australia. Mientras tanto, los padres de los 43 jóvenes normalistas, sin cuerpos que sepultar, se niegan a enterrar su lucha.

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